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Desafiar a la naturaleza para dar voz

Rubén López tiene tres rostros: como consumado deportista se enfrenta a retos extremos, dirige la Fundación Invensible y exitoso empresario consciente. Sus facetas se unen en el servicio.

–¿Quién eres tú?
–La muerte.
–¿Es que vienes por mí?
–Hace ya tiempo que camino a tu lado.
–Ya lo sé.
–¿Estás preparado?
–El espíritu está pronto, pero la carne es débil.

Este diálogo inaugura la película El Séptimo Sello (1977) de Ingmar Bergman y ocurre en una apasionante partida de ajedrez, mientras el protagonista se enfrenta cara a cara con la muerte. El protagonista bien podría ser Rubén López, empresario español y CEO de Invencible Foundation  (Fundación Invencible). Él conversa permanentemente con la muerte en cada reto deportivo que propone y su respuesta a los intentos lascivos de esta muerte seductora es: “Haz de lo imposible algo cotidiano”.

Cuenta con una decena de empresas que varían entre la comunicación, los vinos y la logística de eventos; sin embargo, su “producto” del alma es la Fundación Invencible, a través de la cual visibiliza y colabora con causas mundiales como el cáncer infantil, la violencia de género, el hambre en África, entre otras.

El empresario español acaba de terminar exitosamente el reto 7/9 Travesía Non Stop Círculo Polar. En este desafío, una moto de nieve lo dejó junto a su acompañante Pedro Delgado, ganador del Tour de Francia y dos vueltas a España, a 200 kilómetros del punto de partida, con los ojos cerrados y sin haber visualizado la ruta de regreso.

Aunque debían volver en 120 horas, tirando de un trineo de 50 kilos, bajo temperaturas de 39 grados bajo cero, esta superhombres se desafiaron a sí mismos y lograron hacer la travesía en 117 horas. El dinero recaudado por quienes apoyaban y seguían la travesía fue donado a la Fundación Columbia, que trabaja con personas, especialmente con niños, con enfermedades oncológicas poco frecuentes.

Meses atrás, Rubén López pasó por Mendoza, donde desafió al Aconcagua con el objetivo de escalarlo en 36 horas. Si bien, el CEO no pudo hacer jaque mate, pues a catorce kilómetros de los 4.000 metros, una piedra interpeló su camino y causó un esguince en su rodilla. Ese “fracaso” del Aconcagua fue uno de los mayores aprendizajes, porque como bien resume en sus reflexiones: “La inspiración viene de las derrotas”.

Hojas de Inspiración entrevistó habló con López el día previo a ese duelo, cuando apenas saboreaba la dualidad misma de los sentimientos, tan bien representada en ese café con miel que pidió para compensar los sorbos amargos de su nueva hazaña solidaria.

Rubén Lopez corriendo al lado de un elefante

Constanza Soler: ¿Quién es Rubén López según Rubén López?

Rubén López: Es un soñador empedernido. Yo que lo conozco no muy bien y vivo con él 24 horas, puedo decir que tiene en su cabeza un torbellino constante de generar. Rubén López es un soñador sin freno. Y no hay límites. De ahí la frase: “Haz de lo imposible algo cotidiano”, porque de algún modo mi cabeza funciona así. No acepto un no, pero no por falta de aceptación, sino porque a lo mejor no puede hacerse en esa línea, pero habrá lugares al destino que buscamos. Por otro lado, soy muy pragmático. Me di cuenta desde muy pequeño de que aquí íbamos a estar sólo un rato, un rato corto además.

¿Cómo te diste cuenta?

Desde pequeño tenía miedo a la muerte. Tenía pesadillas y según cuenta mi mamá iban unidas a cuando cenaba mucho en las noches (ríe). Me levantaba en la madrugada y le decía: “No quiero morirme, no quiero morirme”. Recuerdo que la abrazaba. Luego fui consciente de la muerte y ese pánico, ese trasfondo de venir sólo por un rato sigue ahogándome mucho.

Sin embargo, desafías permanentemente a la muerte…

Sí, el otro día en una charla motivacional a deportistas me di cuenta de que le di una vuelta. Entendí que no tengo miedo, porque tengo la sensación de que no me va a pasar nada. Es esa sensación de que si algún día me pasa algo no me va a pasar haciendo algo, me va a pasar haciendo nada. Por eso tengo la constante necesidad de hacer cosas.

Algunos son conformistas y yo tengo el “TOC” de imaginarme que eso que alguien hace podría hacerse mejor.

En Hojas de Inspiración tocamos estos temas, porque son los que, en definitiva, nos igualan. ¿La muerte nos iguala?

No somos nada ni nadie, aunque seamos algo o alguien. Al final, vinimos por un rato y cada quien debe decidir en que quiere “gastar” ese rato.

Todo es fruto de la energía. Somos energía y todos tenemos la misma energía pero las focalizamos en distintas cosas. Algunos son conformistas y yo tengo el “TOC” de imaginarme que eso que alguien hace podría hacerse mejor. Tengo ese torbellino constantemente en mi cabeza y por eso me molesta la gente que se conforma, porque no vivimos mil años.

¿A qué te dedicas como empresario?

Tengo 41 pero en mi cabeza tengo 166 vidas. Empecé realizando eventos deportivos, luego música, televisión, cine, vinos, línea de ropa, entre otras tantas cosas.

Sin embargo, siempre pienso que se puede hacer más. En la Fundación, por ejemplo, empezamos haciendo una cosa, luego otras y todas las imaginé tal cual las hacemos. Y todas las que espero hacer pronto, ya me las imagino en mi cabeza. En mi instinto más básico todo pasa muy rápido y se consume rápido para no aburrirme.

¿Has visto esas fichas de domino que cuando caen crean figuras infinitas? (pregunta y se responde): ¡Mi cabeza es siempre eso: fichas de dominó formando escenas infinitas!

¿Qué te obsesiona del mundo?

Me obsesiona que estamos empezando a arreglar cosas que ya no tienen vuelta atrás.
El medio ambiente está bastante mal y todos los días mueren mujeres asesinadas por los hombres. Parecemos caníbales en el siglo veintiuno. No creo que funcione arreglando lo de arriba, porque lo de abajo sin lo de arriba no tiene sentido. Es decir, si los padres no trabajaran tanto, tuvieran más tiempo con sus hijos, le demostraran qué es el amor y no viviéramos con esta velocidad que nos está llevando por delante (suspira).

Soy el actor que le da vida (en una película) a unos niños que no tienen manera de hacer cosas.

¿Algo puede salvar el mundo?

Cada uno debería salvar su propio mundo, como regar su planta y que florezca. Si la gente no es capaz de cuidar su planta, cómo voy a pedirle que cuide la mía. Si no diste los buenos días a tu vecino en el ascensor, cómo voy a pedirte que dones dinero para el cáncer infantil. Todos los días tenemos miles de maneras de ayudar, no hace falta que subas el Aconcagua corriendo. Ojalá yo no tuviera que hacer esas cosas para tener una repercusión mediática.

¿Cuál es el efecto de visibilizar las causas a través de estos enormes retos deportivos?

Hay gente que se lo toma muy bien, pero hay otras que, aferrada en los Siete Pecados Capitales, vive en la envidia y en la ira. Parece que siempre tienes que justificarte. La gente cree que subo montañas porque me apetece subir montañas y ojalá no tuviera que hacerlo.

No obstante, estoy feliz de lo que estamos aportando y generando. Me encanta ir por la calle, que alguien me pida una foto y me pregunte cómo fue el reto. No por mí, sino porque gracias a eso sabe que hice un reto por una fundación que trabaja con niños que padecen hambre. Soy el actor que le da vida (en una película) a unos niños que no tienen manera de poder hacer cosas.

Rubén Lopez sacando una selfie junto a unos niños

Rubén López parece avasallante pero, cuando lo conoces, ¿es ese niño que abraza a su madre?

Cuando no me conoces da la sensación de que viene un tipo tatuado con gorra, indestructible. Mi umbral de dolor y sacrificio es el dínamo que genera luz al otro Rubén. No podría estar detrás de una mesa cobrando millones, me explotaría el alma en esta vida, por la sensación de que afuera suceden muchas cosas.

Pío Baroja escribió El árbol de la Vida, que decía algo como que en ese árbol como no habías visto ni vivido nada no tenías inquietud, pero en cuanto abrías la puerta abrías una caja de pandora. Pues yo abrí la mía y surgió huracán infinito de posibilidades.

¿Cómo se puede ayudar en tus causas?

Cuando montamos la Fundación mi idea era crear una comunidad. No me basta con que una empresa done 100 mil dólares, prefiero que done 10 mil dólares pero que comparta tres posteos en su instagram y los vean 10 millones de personas. Mi interés es crear una comunidad, sumar más público, ser globales. Aunque no salvemos el mundo, podemos hacer ese rato que estemos en él un poco más agradable.

Volviendo a la pregunta, pueden ingresar a nuestra página Invencible Foundation y allí se presenta los retos con sus causas para hacer la donación que quieran. Sin embargo, ayudar ya es publicitar, dar a conocer.

Fotos: Archivo particular, cortesía de Rubén López.

Coordinadora Editorial de Hojas de Inspiración. Licenciada en Comunicación Social,…

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