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Plenamente presentes: Estrategias para relajar la mente

Desde Tailandia, el monje budista LP Pasura Dantamano comparte llaves para el cultivo de la paz interior.
Luang Phi Pasura meditando en un parque verde.

Luang Phi Pasura nació en Tailandia y es monje budista de la tradición Theravada. Dirige el Área de Relaciones Internacionales del monasterio Wat Phra Dhammakaya y es representante de la Fundación World Peace Initiative (Iniciativa de Paz Mundial). Esta institución lidera Peace Revolution (Revolución de Paz), un programa de formación para jóvenes de diversas nacionalidades donde aprenden prácticas meditativas y claves para el bienestar, a través de cursos virtuales y formaciones presenciales con monjes en Tailandia. 

Hasta hace algunos meses, antes del aislamiento social, Luang Phi Pasura viajaba por países de América, Europa, Asia y África, para compartir técnicas para experimentar sosiego en medio de la sensación de aceleración contemporánea. Su capacidad comunicativa; lucidez; experiencia en la vida laboral y a su vez en el ámbito monacal, y su presencia pacífica fruto de décadas de trabajo interior lo han convertido en un reconocido mensajero de los beneficios de la meditación para el mundo globalizado.

Este monje ha visitado Argentina en tres oportunidades. Hace un año, entre otras ciudades, ofreció conferencias en Mendoza y su presencia fue el preámbulo de la tercera edición de la iniciativa de meditaciones gratuitas #MEME Mejor Medita Maratón de la Calma. Esta entrevista es el prólogo de la Cuarta edición de este Movimiento internacional, que se llevará a cabo entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre. También representa el anticipo del diálogo que cerrará el 1º Summit Mejor Medita, un evento gratuito que convocará 18 invitados de 13 países, los días 3 y 4 de diciembre.

Lucila Voloschin es instructora de meditación, representante de World Peace Initiative en Argentina y cocreadora de #MEME Mejor Medita. Lakshmi S. Kennedy es Directora de la New Future Society, cocreadora de #MEME Mejor Medita y colaboradora de Hojas de Inspiración.

Luang Phi Pasura vistiendo una túnica naranja con un bosque detrás.

Lakshmi: Cuando uno comienza un camino de sabiduría, existen situaciones o reflexiones capaces de motivarnos a cambiar nuestras vidas. ¿Podría compartir algunos de estos puntos de giro que le llevaron a escoger su sendero? 

Monje LP Pasura: Existieron diversas situaciones que influyeron en mi vida. Primero, fui afortunado al tener padres que me llevaran al templo desde niño y así tuve la oportunidad de aprender a meditar a una temprana edad. Además mi tío era monje de ese templo, y ha sido mi ejemplo a seguir. Lo veía cada semana y observaba su comportamiento. Él no hablaba mucho, pero su comportamiento era un retrato vivo de lo que debería ser un monje budista. Siempre llevo esas imágenes conmigo.

Lakshmi: A pesar de esta poderosa influencia, usted no inició el camino monacal en la adolescencia, ¿cómo fue su vida profesional antes de ingresar al monasterio?

Nací en Bangkok, una gran ciudad donde existe competencia en todo nivel. En mi ambiente familiar me incentivaron a estudiar y obtener un título universitario. Crecí en una sociedad moderna, fui a la universidad y estudié Abogacía y Humanidades. Luego hice una Maestría en Relaciones internacionales. Trabajé como gerente de un hotel y más tarde como auxiliar de vuelo. Mi vida era activa socialmente

En Tailandia existe una tradición para los jóvenes cuando cumplen veinte años: se retiran de la vida cotidiana por un periodo corto y se vuelven monjes. De esta manera, se forman, comprenden el concepto de moralidad y las responsabilidades de un hombre adulto. Hasta los veintiocho años estuve ocupado con mi educación y trabajo. En ese momento, pedí una licencia en el trabajo y emprendí mi retiro. Quería hacer de mi vida algo real y no vivir encerrado en una burbuja social. Así emprendí mi primer periodo de madurez

Al comienzo, deseaba estar sólo por cuatro meses y nunca planeé quedarme. Durante mi tiempo de retiro, lo que más me sorprendió fue el hecho de no tener nada. Vivía en una carpa, en el suelo y cubierto por una tela mosquitera. En un momento, miré a mi alrededor y me pregunté qué estaba haciendo. Me convencí de que serían cuatro meses, pero de alguna manera el silencio y la paz me impactaron como nunca antes. Así entendí que en la vida no era necesario tener tanto. Continué mi retiro por otros cuatro o seis meses, hasta que debí tomar una decisión definitiva: “¿Volvería a mi vida anterior con normalidad o emprendería un camino como monje?” Pensé que si seguía trabajando como auxiliar de vuelo viajaría por el mundo; algún día todos los lugares serían iguales; sería demasiado anciano para comer cualquier cosa libre de restricciones, y mis apariencias ya no serían las mismas. Habría entregado veinte o treinta años de mi vida a algo efímero y pasajero. Entonces comprendí que quería alcanzar la verdadera felicidad. En mi caso, sentí que eso solamente lo lograría como monje. 

Lakshmi: ¿Contempla su existencia desde un punto de vista diferente al sentirse satisfecho todos los días?

El mundo es simple. Al final del camino encontraremos la iluminación. Para alcanzarla, debemos caminar con atención plena, conciencia, plenitud y perseverancia. Por lo que cada oportunidad que tenemos de transitar este proceso es una bendición.  

Lakshmi: ¿Podría compartir con nosotros algunas características de su vida como monje? 

Un par de años atrás, tuve la oportunidad de dar una sesión de meditación en una cárcel de Brasil. Me encontré frente a sesenta prisioneros que no sabían qué era un monje. Me preguntaron: “¿Qué eres?” y no “¿Quién eres?”. Entonces les dije que como monje debo seguir 227 reglas todos los días y esos son mis preceptos. Además, tengo sólo dos comidas al día y los alimentos provienen de las ofrendas de las personas. Además uso esta misma ropa casi todo el tiempo. En el templo, mi cama es dura como una tabla y sin almohada. No tenemos mucho placer en esta vida, todo debemos tomarlo con moderación y sin indulgencia. 

Comenzamos nuestro día a las 4:30 a.m. con cánticos, desayunamos a las 6:30 a.m., luego tenemos talleres y meditaciones, y a las 7:00 p.m. más cánticos. Nos vamos a dormir a las 10:00 p.m. Por más estricto que esto parezca, vivimos en paz en todo momento. 

Lakshmi: Recuerdo cuando estaba en los Estados Unidos con mi Maestro y visitamos un centro penitenciario. Él les dijo a las personas privadas de su libertad: “Imaginen que este es su monasterio. Aprovéchenlo, úsenlo como lugar de retiro”.  

Exactamente. Eso es prácticamente lo que les dije a los prisioneros en Brasil. Pero, ¿realmente creemos que las personas que están fuera de esas paredes son verdaderamente libres? Viven en una prisión social y económica. Deben levantarse todos los días para ir a trabajar y así poder alimentar a sus hijos. Todos viven en su propia cárcel. Nuestro cuerpo vive preso, pero nuestra mente no. Si nos permitimos desarrollar paz interior, podemos alcanzar la libertad plena. Así es mi vida como monje budista. 

Por supuesto, la disciplina es una parte esencial, porque nos ayuda a aprender a comportarnos. Comenzamos nuestro día a las 4:30 a.m. con cánticos. Desayunamos a las 6:30 a.m. Luego tenemos talleres y meditaciones, y a las 7:00 p.m. más cánticos. Nos vamos a dormir a las 10:00 p.m. Por más estricto que esto parezca, vivimos en paz en todo momento. Cada vez que cierras los ojos y meditas, liberas tu mente de todo apego. 

Por el contrario, si compras un auto, en tres meses querrás uno nuevo. Así trabaja la mente humana, confundimos la felicidad con el placer. El placer es temporal y orientado a factores externos. El placer es pasajero. Si no lo logramos, nos frustramos y somos infelices. Y cuando lo alcanzamos, queremos algo que lo reemplace. En cambio, la felicidad es permanente y no requiere de factores externos. Es por esto que cada ser de este planeta tiene derecho a ser feliz. Porque cualquiera que mantenga contacto con uno mismo, encontrará la felicidad interior. 

Luang Phi Pasura al lado de un lago en tranquilidad y calma.

Lakshmi: Antes de comenzar la entrevista usted entonó algunos cantos en lengua Pali, propios de su tradición budista Theravada. Nos explicó que su contenido simbolizaba: Buda, Dharma y Sangha. Conocemos en occidente un poco sobre Buda, pero ¿podría explicarnos qué significan los otros dos términos?

Muchas personas confunden el significado de Dharma con las enseñanzas de Buda. En realidad, esta palabra existe desde antes de los tiempos de Buda.  En la India antigua, las personas seguían el ascetismo y la búsqueda de la verdad. En ese entonces, la palabra Dharma simbolizaba “naturaleza pura”; es decir, la esencia, sin contaminación alguna. Buda descubrió ese Dharma y nos enseñó cómo alcanzarlo. Por esa razón, la segunda acepción de Dharma es “enseñanza de Buda”. Por otro lado, Sangha hace referencia a la comunidad de aquellos monjes que transmiten y comparten las enseñanzas de Buda.  

No podemos ofrecer algo que no tenemos. Tampoco compartir algo que no poseemos. Para crear un ambiente de paz, debemos ser nosotros la paz que creará cambios.

Lakshmi: Uno de los proyectos con más expansión de la Fundación World Peace Initiative es Peace Revolution. ¿Podría hablarnos de sus orígenes y actividades? 

La presidenta de la fundación Fundación World Peace Initiative, Ping Ping Worakate, estaba convencida de que para alcanzar la paz era necesario una acción individual, empezando por cada uno de nosotros. Peace Revolution ofrece un programa virtual y gratuito de meditación y desarrollo personal. Quienes se inscriben, luego pueden postular para una beca de retiros en Tailandia, donde profundizan su exploración personal y entran en un contacto profundo con su paz interior. Posterior a esta formación, se les incentiva a estos jóvenes para que conduzcan actividades, proyectos, talleres y retiros alrededor del mundo. A esto se lo llama PIPE: Paz Interior, Paz Exterior. 

No podemos ofrecer algo que no tenemos. Tampoco compartir algo que no poseemos. Para crear un ambiente de paz, debemos ser nosotros la paz que creará cambios. Esto es lo que Peace Revolution cree y ofrece. Hoy hay cientos de jóvenes de los cinco continentes que han realizado estos programas y los denominamos: “Agentes de Paz”. Ellos se esfuerzan por construir un ambiente pacífico y ser referentes que equilibren la paz interna y externa. 

Luang Phi Pasura dando una conferencia.

Lakshmi: Cuando habla de meditación y hace referencia al “desarrollo personal”, ¿a qué se refiere exactamente? 

Los humanos estamos compuestos por cuerpo y mente. A veces nos preocupamos demasiado por el desarrollo de un solo aspecto y olvidamos que la vida es holística. Por ejemplo, nos concentramos sólo en la meditación y sin recordar que cada acción de cada día debe traernos felicidad. O reaccionamos ante otras personas de una manera no-pacífica, porque nuestra conciencia está atravesada por nuestros hábitos. Este programa para jóvenes ayuda a desarrollar una mejor perspectiva de vida. Entendemos que la mente se desarrolla a través de la práctica de la meditación, por lo que el desarrollo del cuerpo y de la mente van de la mano. Se fomentan no sólo las creencias y el concepto de paz, sino también los hábitos. De este modo, se trata de un programa de desarrollo personal del comportamiento, para que las personas puedan lograr la paz permanente. 

Este movimiento comenzó humildemente y es una bendición lo que hemos alcanzado. Me gustaría simbolizarlo con una pequeña vela que ya ha sido encendida, para que se multiplique y se enciendan más velas, cada una de ellas representando a una persona. Así, hasta que el mundo se ilumine completamente, con la unión de todas las velas, el sentido de humanidad y la compasión. 

Ser conscientes significa ser sensibles a nosotros mismos, considerar las acciones físicas y mentales. Con este concepto y una práctica dirigida, comprenderemos lo que es bueno y suficiente.

Lakshmi: ¿Cuáles son los fundamentos de la práctica meditativa? ¿Y cuáles serían las llaves para mantener distancia de la vorágine de consumo e iniciar un proceso interior que nos abra las puertas del bienestar? 

El fundamento de la meditación y la concentración es la atención plena. Ser consciente significa ser sensibles a nosotros mismos, considerar las acciones físicas y mentales. Con este concepto y una práctica dirigida, comprenderíamos lo que es bueno y suficiente. Todo tiene su equilibrio, pero ¿qué sucede cuando nuestra vida pierde ese equilibrio? Tenemos problemas. Por supuesto, hay responsabilidades en nuestras vidas. La primera es nuestro bienestar físico: queremos vivir más y de manera saludable. La segunda es nuestra responsabilidad social: somos padres, hermanos, empleados y colegas. La tercera es la responsabilidad económica: debemos sobrevivir y alimentarnos. Lo malo no es el dinero, sino cuando se lo usa como manipulación. Los recursos deberían servirnos para mantener las primeras dos responsabilidades y maximizar los beneficios, pero no para apegarnos a él. La cuarta responsabilidad es nuestra mente. Estas son las cuatro mayores responsabilidades que tenemos en nuestra vida. 

Sin embargo, suelen estar en desequilibrio: trabajamos demasiado o nos apegamos a nuestro cuerpo y olvidamos nuestra mente. Pero si profundizamos en nuestra toma de consciencia acerca de la vida, notaremos qué es lo que necesitamos en estos cuatro ámbitos y encontraremos el equilibrio. Es entonces cuando experimentamos la felicidad. Podemos encontrarnos en el lugar más bello de la Tierra y aun así no apreciarlo, porque trasladamos nuestros problemas laborales a cada sitio a donde vamos. Pero si estuviéramos en el trabajo y cada día apreciáramos a quienes nos rodean, tendríamos una vida más plena. 

Hay una enseñanza de nuestros textos budistas donde se afirma que cuando un líder no es justo, el gobierno será injusto. Tampoco serán justos los académicos, comerciantes y emprendedores, y así el pueblo no será justo. Esto afectará irremediablemente las estaciones, lluvias y cultivos. Lo anterior llevará a la aparición de enfermedades y epidemias, reduciendo la esperanza de vida de las personas.

Lucila: Esta reflexión me conduce a la siguiente pregunta, relacionada con la coyuntura de la pandemia. ¿Cuál es su perspectiva sobre lo que está sucediendo? ¿Qué ha podido observar en las comunidades que acompaña?

En la actualidad hay manifestaciones en Tailandia. La humanidad en su conjunto ha acumulado problemas a través del tiempo. El apego al materialismo y al consumismo son algunas de las causas, pues han agudizado la brecha entre las clases sociales. Es real que las personas se han cansado de esto y más aún cuando las estadísticas muestran que el 1% de la población posee la mitad del total de los bienes. Ahora bien, cuando llega el punto de inflexión de la epidemia, las personas sienten que necesitan responsabilizar a alguien. No obstante, lo más difícil es entender que a las personas les alivia encontrar a quién culpar, pues es más fácil responsabilizar a alguien de lo que nos está sucediendo. Por supuesto, tampoco significa que esto es responsabilidad de todos, porque las situaciones siempre responden a más de un factor y tienen causantes. Pero cuando ponemos toda la responsabilidad sobre alguien, ignoramos el hecho de que cada uno debe empezar por resolver sus propios problemas. 

Hay una enseñanza de nuestros textos budistas donde se afirma que cuando un líder no es justo, el gobierno será injusto. Tampoco serán justos los académicos, comerciantes y emprendedores, y así el pueblo no será justo. Esto afectará irremediablemente las estaciones, lluvias y cultivos. Lo anterior llevará a la aparición de enfermedades y epidemias, reduciendo la esperanza de vida de las personas. Esta es la secuencia, y es exactamente aquello que está ocurriendo ahora. Si queremos que cambie el mundo, debemos entender que no se trata de la responsabilidad de una persona, sino de toda la humanidad en su conjunto. Considero que la clave está en dejar de culparnos unos a otros, y empezar a tomar responsabilidad.

Luang Phi Pasura meditando en un parque verde.

Lucila: ¿En un nivel personal, cómo está atravesando el contexto de la epidemia? ¿Qué herramientas ha usado y cuáles han sido los aprendizajes?

Creo que mi templo fue uno de los primeros lugares en el país en entender lo que estaba sucediendo. Al principio, las personas sentían miedo. Lo primero que se debe hacer para hacer frente a cualquier desafío es aumentar el conocimiento, que proviene de la información de fuentes confiables, para tomar las medidas necesarias. Segundo, ahora estamos discutiendo sobre la epidemia y la incertidumbre que se ha instalado, pero la realidad es que la vida está llena de incertidumbre de diferentes tipos. Pero esta vez dicha incertidumbre es mayor. Frente a esta realidad debemos aceptar lo que está sucediendo. No me refiero a la sumisión ni a bajar los brazos, sino a asumir lo que ocurre sin culpar a otro. 

Entonces, dada esta situación es mi responsabilidad preguntarme: “¿Qué es lo que puedo hacer? ¿Cómo puedo protegerme, prepararme, hacerme cargo de mí y de las personas que cuido?” Es necesario dar un paso a la vez, de modo pragmático, con el fin de resolver la situación, en lugar de asustarse, tener miedo, estresarse o quejarse. Por supuesto, hay situaciones que indudablemente nos generan decepción: como las medidas de la cuarentena, el distanciamiento social, la crisis económica y la complejidad de la vida. Pero hay cosas que no podemos cambiar, ésta es la realidad. El punto importante es ¿cómo podemos lidiar con esta realidad existente frente a la cual no podemos hacer nada? Tomarnos un momento, mirar el escenario y dar un paso consciente a la vez.

Lucila: ¿Qué estrategias o recomendaciones le daría a las personas para iniciar un camino de aceptación activa de este tipo de desafíos?

Siempre digo que debemos empezar de adentro hacia fuera: prepara tu mente primero, para lo que sea que se te presente. Ahora mismo hay diversos problemas: sanitarios, económicos, financieros, sociales y ambientales. Ellos requieren medidas y estrategias distintas. Pero primero lo primero: si nuestra mente no está lista para enfrentarse a lo que sea, siempre va a aparecer el sentimiento de pánico: “¿qué debería hacer? ¿qué no debería hacer?”. Así es difícil encontrar una solución razonable y lógica, para afrotar lo que está sucediendo. 

La mejor estrategia para la incertidumbre es la siguiente: toma una pausa. Después de que tu mente se haya calmado, mira el escenario, observa con claridad aquello que hay que hacer primero, empezando por ti mismo. Tu salud, tus finanzas o tus relaciones. Después, vas a notar que hay otras cosas relacionadas con estos aspectos. Si nuestra mente está saltando y estresada, tratará de resolver al mismo tiempo distintas cosas. Pero la realidad es que debemos hacer primero una pausa y avanzar con un aspecto a la vez

La meditación necesita el equilibrio de dos cosas: la concentración y la relajación.

Lakshmi: Volviendo al ámbito de las prácticas contemplativas, ¿cómo entiende la meditación y cuál es el método que comparte con sus estudiantes? 

Meditación es la traducción del término Samadhi. Esta palabra simbolizaba originalmente el estado de la mente cuando está quieta, en paz y enfocada. Hacía referencia a la mente y no a la práctica. Más tarde, aparecieron prácticas que nos ayudaban a comprender y leer los estados de la mente. Y en este caso, la meditación se refiería a las técnicas y no al estado de la mente. Esta es una distinción que es importante entender. 

En meditación existen varias técnicas que se orientan a lo mismo. Pensar no es malo, pero pensar innecesariamente lo es. En múltiples ocasiones pensamos en exceso acerca del pasado y el futuro, lo cual nos acarrea gran preocupación y negatividad. Al principio, mediante la meditación, podemos enfocar la atención de nuestra mente en cualquier objeto o sentimiento, y lo mantenemos por el tiempo que sea posible. Nos concentramos en un objeto. Para lograrlo, existen varias técnicas en el mundo. Tenemos muchos caracteres: la manera de comportarnos por la mañana no es la misma que por la tarde o la noche. Los diferentes caracteres de nuestra mente requieren diversas técnicas. La meditación necesita el equilibrio de dos cosas: la concentración y la relajación. La mayoría de personas cree que la concentración es sinónimo de la seriedad, pero es solamente una relajación de la mente, cuando te encuentras plenamente presente. En nuestro proyecto, empleamos la técnica Dhammakaya. Involucra la concentración en un punto del cuerpo, la observación de la respiración, la visualización de un objeto brillante o la recitación una palabra o frase denominada “mantra”. La meditación no es el destino, sino el vehículo. La mente es un pasajero. 

Lakshmi: ¿Podría ofrecer algún consejo a quienes ya han meditado y quieren alcanzar niveles más profundos de conciencia? 

Durante la meditación se desarrollan cuatro elementos. La concentración y la relajación son los dos primeros e idealmente ambos deben estar en equilibrio. El tercero es la consistencia, es decir, la continuidad. Y finalmente, la observación. Hay quienes creen que al meditar desarrollamos la mente y progresivamente irá mejorando. Sin embargo, lo que ocurre es que también estamos aferrados a nuestros hábitos, y tenemos conductas poco saludables. Entonces, si bien al meditar desarrollamos nuestra mente, también al abrir los ojos podemos subir al auto para dirigirnos a nuestro trabajo, alguien se nos cruza por el camino y se despierta el enojo. Si tuviéramos que continuar estas prácticas por un mes, podríamos incluso empeorar. Las personas apenas comprenden que las cosas no son lineales, suben y bajan. 

Por ello, la práctica de la atención plena en cada momento de nuestro día es esencial. De esta manera, cuando nuestra mente está profundizando con la meditación, no vuelve a recaer por completo durante el curso de nuestras actividades diarias. Cada vez que mantenemos la atención plena nos mantenemos en un cierto nivel y no volvemos al principio otra vez. La observación también es importante para entender qué hacemos, alcanzar cierto nivel de conciencia y descubrir cuáles son los factores que impactan en mi desarrollo.

Fotos: Cortesía de World Peace Initiative.

Socióloga, Instructora de Yoga y Meditación, Consultora en Bioexistencia Consciente y…

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