América, motor del liderazgo joven

Joven con zapatillas fucsias sobre el asfalto mojado.

Aquellos que conocen a Argenis Angulo pueden darle muchos adjetivos: motivador, capacitador, líder carismático, etcétera. En lo formal y lo que motiva a este encuentro, es su rol de Vicepresidente Ejecutivo para las Américas de la Cámara Junior Internacional (en sus siglas en inglés, JCI), una red mundial de jóvenes ciudadanos activos que busca generar cambios positivos. Con sus 35 años, este venezolano se dedica a capacitar en países de la región y revela por qué cree que toda persona puede ser líder.

¿Quién es Argenis Angulo?

Esa no es una pregunta cualquiera, no tenemos el hábito de estudiarnos, así que la agradezco. Argenis es un joven ciudadano americano, miembro de una comunidad global que tiene la posibilidad de impactar los espacios por donde transita. Pretendo mejorar los lugares y estoy alerta de que no ocurra lo contrario. Qué genial sería que todos nos preguntemos: “estoy acá, en esta familia, empresa, ciudad… ¿qué puedo hacer para mejorarla y qué quedará cuando yo no esté?”.

¿Cuándo y cómo conociste el voluntariado?

Muy temprano, en un colegio católico que me sembró la vocación de servir. Teníamos mucha labor social y un movimiento llamado REMAR (Renovación Marista). Después, al salir de la escuela vi un programa de TV donde salía la presidenta local de JCI Zulia, y encontré la oportunidad de vincularme con gente para servir. Esto hace 18 años…

Hubo gente que empezó a ver en mí posibilidades que yo todavía no veía. Me involucraron en proyectos, comités, un concurso de oratoria. Hoy puedo decir que JCI no es que me dio las competencias, sino que me hizo reconocer que estaban allí a través de personas que confiaron en mí.

Lo cuento con una historia: apenas ingresé a la organización, me sugirieron competir en un torneo de oratoria. Mi miedo fue tal que, sin responder, di la media vuelta y me fui. Para mí hablar en público era algo que estaba negado pero, finalmente y como me motivaron, decidí participar del concurso. Terminé ganando no solo esa competencia, sino también la instancia nacional y eso me habilitó a competir en el exterior.

El liderazgo no es el número de gente en tus redes sociales, sino poder liderarse a uno mismo para trabajar en dejar un lugar mejor.

Las redes internacionales, ¿ayudan a cambiar el mundo? ¿Cómo?

Sí, porque ayudan a cambiar la mente humana y el cambio del mundo ha de suceder allí primero. Yo, por primera vez, tuve la oportunidad de salir del país y viajar a República Dominicana por la competencia de Oratoria que te comentaba. Estar allí me “explotó el cerebro”, activó conexiones neuronales y me mostró caminos distintos.

Incluso, mi primera capacitación la organicé al regresar de República Dominicana. Aprendí que estudiando y observando a los mejores se pueden desarrollar competencias en los otros. Regresé con la necesidad de decirles a otras personas que también podían desarrollar sus talentos, que no habían “llegado tarde a la repartición” sino que se podían desarrollar.

Has viajado por muchos países de América, ¿encontraste liderazgo joven en estos países?

Todos los días encuentro. Lo digo con certeza. El liderazgo no es el número de gente en tus redes sociales sino poder liderarse a uno mismo y tomar las riendas de tu vida para ser un mejor ciudadano, una mejor familia, una mejor empresa. Vuelvo a lo que decía al principio, se trata de dejar un mejor lugar.

Todos los días conozco jóvenes que son modelos de liderazgo y eso es fuente de inspiración. Dicen que mi trabajo es ser motivador, pero en realidad hay mil historias que me motivan y mueven porque ellos han cambiado sus vidas con una vocación de servicio.

¿Qué similitudes ves entre los jóvenes?

Me pasa que muchos medios de comunicación se centran en las diferencias, así que agradezco que se enfoquen en las similitudes. Hay un sistema económico que a veces atenta contra el planeta, pero entre los jóvenes hay una mayor conexión en el cuidado de La Tierra y un movimiento extraordinario de jóvenes a nivel digital y online que tiene el foco claro en sembrar esta responsabilidad.

La lucha de la juventud sigue siendo determinante. Si tenemos un poder como jóvenes, tonto sería no ponerlo al servicio de los demás. Por eso estamos tan apasionados en llevar un mensaje de sustentabilidad en cada rincón que se pueda llegar.

Objetivos del mundo

Desde 2015 y con miras al 2030, la ONU trabaja en conjunto con varios grupos para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que abarcan 17 temas: pobreza, hambre, salud, educación, igualdad de género, agua, energías, trabajo, industria, desigualdades, ciudades sostenibles, producción y consumo, clima, vida acuática, vida terrestre, instituciones sólidas y alianzas. Uno de esos aliados mundiales es JCI y por ello la palabra sustentabilidad es clave para Argenis.

¿Qué es la sustentabilidad?

Es la posibilidad de hacer que las cosas funcionen haciendo un óptimo uso de los recursos en el tiempo que tenemos y de manera que generen soluciones duraderas. Es un tema que comienza en el cerebro humano a partir de la reflexión: cómo genero una realidad que sea duradera y no nos convirtamos en una comunidad que desgaste al planeta entero. O bien, cómo manejo la energía eléctrica, los desechos, cómo administro el papel. Pareciera que son responsabilidades de los grandes actores globales, pero en esto repercute cada uno y va mucho más allá del cuidado de la naturaleza. Todos somos parte de un mismo sistema. Mientras entendamos que no estamos separados tendremos una relación más sana.

Todos somos parte de un mismo sistema, mientras entendamos que no estamos separados tendremos una relación más sana.

¿Qué son los objetivos de desarrollo sostenible? ¿Pueden cambiar el mundo?

Los ODS son las 17 prioridades que el planeta entero acordó trabajar para tener un mundo mejor para 2030, y son orquestados a través de la ONU, empresas privadas y organizaciones civiles. Incluye objetivos como hambre cero, género y ciudades sostenibles. La ciudadanía entera participó en su formulación a través de encuestas. Creo que ya tener ese objetivo global como consenso es un logro muy importante.

¿Has encontrado historias que te hagan pensar que este es el camino correcto?

A donde voy, encuentro líderes. Me vienen centenares de historias, algunas se hacen públicas, otras no, pero están allí. Hay programas que las destacan, como los premios JCI TOYP (siglas en inglés de Diez Jóvenes Sobresalientes), que reconoce desde labores humanitarias hasta invenciones en medicina. En nuestra organización, tenemos 200 mil miembros en alrededor de 5 mil ciudades que han sido inspiración, al menos para una persona más.

¿Qué le dirías hoy al joven Argenis de hace 18 años?

Le diría que disfrute el camino, que es extraordinario. Como no se lo puedo decir a ese Argenis, se lo digo a quien me lea ahora. Que disfrute ya que eso determinará el éxito y la llegada al destino que nos estamos planteando. Llegar sin haber disfrutado no es lo mismo en cómo lo viviste ni en qué entregas. Los resultados de guerrear y negociar internamente no son los mismos sin el disfrute.

Pocas veces nuestros jóvenes se sientan una hora a preguntarse quiénes son, cuáles son sus valores. Mi misión es acompañar a encontrar ese camino y escribirlo en puño y letra. Porque no somos nadie para decirle al otro cuál es el camino que debe recorrer, cada quién diseña su receta perfecta y me maravillo con lo que genera cada persona.

Para finalizar, ¿qué te inspira?

Me inspira saber que cada persona es el presidente de una vida. Cada conversación, cada relación es única; esa diversidad me resulta extraordinaria y me hace valorar a cada líder y cada equipo. Todos pueden tomar decisiones que los conviertan en líderes: una persona puede que no tenga seguidores, pero quizás haya alcanzado el liderazgo de su pensamiento, emociones, acciones y espíritu. Para mí allí hay un liderazgo extraordinario.

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