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Tras la separación: ¿Sufre quien decide terminar una relación?

La terapeuta colombiana Ingrid Gómez explora los sentimientos de quienes abandonan la relación.
Pareja discutiendo en un atardecer colorido.

El duelo no sólo es intenso para aquellas personas a quienes les terminan una relación, también lo es para quienes deciden acabarla.

Se cree que quienes terminan un noviazgo o un matrimonio son seres sin sentimientos o egoístas. La sociedad los critica, a la misma familia le cuesta respaldar su decisión y se convierten en los “malos de la película”, mientras sus ex son las “pobres víctimas”.

Sin embargo, son pocas las personas que terminan una relación y se sienten en paz. Lo cierto es que en relaciones importantes tomar la decisión de acabar no es algo espontáneo; hay dudas, confusión interna y emociones encontradas.

Estas personas suelen poner en una balanza la relación. Inicialmente, tratan de hacer una negociación interna, para tratar de tolerar los aspectos negativos de la pareja y su insatisfacción para no acabar la relación. Lo intentan, pero pasan los días y se dan cuenta de que no son felices.

Pareja caminando de la mano por el bosque.

Dana, una mujer de 38 años

Está casada hace 18 años con el único novio de su vida, a quien conoció en el colegio. Tienen dos hijos hermosos y un matrimonio aparentemente normal. No obstante, Dana se siente mal hace un par de años, comienza a padecer ansiedad y depresión, aparentemente por causas desconocidas, aunque en realidad ella no ha querido aceptar su infelicidad en el matrimonio. Finalmente, se da cuenta de que la insatisfacción en su vida proviene de su relación. Ve cómo su existencia se volvió monótona y dejó de vivir etapas importantes. Su marido ha sido su única pareja y siente que no la satisface ni en la convivencia ni sexualmente. ¡Tiene unas ganas inmensas de salir corriendo y vivir! Pero ¿cómo terminar su relación? Ella se tortura mentalmente pensando en el sufrimiento para sus hijos, la crítica que recibirá de su familia y el dolor terrible de su esposo. Sin embargo, decide intentarlo y confrontar el tema.

Su esposo la ama demasiado y quiere conservar el matrimonio. Por supuesto, aquello que se siente en riesgo se quiere más; por ello, hace de todo para reconquistarla: asiste a psicoterapia, mejora diferentes aspectos y trata de ser un mejor hombre para ella. No obstante, Dana no cambia su sentimiento, ella siente que lo ama como su buen amigo, compañero, padre de sus hijos, pero no como su pareja. Ella sufre en silencio, se siente miserable y culpable. Piensa: “¿mi marido es un hombre maravilloso, por qué no lo puedo querer, soy una mala mujer?”. Siguen los días y Dana cada vez se da más cuenta de que no quiere seguir casada. Entonces toma la decisión y se separa. En ese momento todo se derrumba, los hijos se alteran, su marido entra en depresión, sus padres le dan la espalda, muchos piensan que ella es una mala mujer y su marido es el bueno que sufre. Ahora son mayores las responsabilidades del hogar y económicas. No tiene paz, por momentos piensa que debió intentarlo más, aunque por otro lado está segura de haber tomado la decisión correcta. Empieza una etapa ambigua para Dana: por un lado, está feliz de tener su anhelada libertad; pero por otro, debe levantar una nueva estructura personal, social y como madre. Siente intranquilidad, miedo y depresión.

Las personas que terminan la relación sufren igual o incluso peor que quienes fueron “dejados” y también deben hacer un proceso de duelo.

Camilo conoce a Carolina, una mujer maravillosa

Desde el primer encuentro siente que es la mujer con quien quiere estar: es bonita, agradable, inteligente y la pasa bien con ella. Él suele tener una personalidad impulsiva, así que se emociona con esa maravillosa mujer y decide que no la puede perder. Inicia un noviazgo al poco tiempo de conocerla y comienza a decirle: “eres la mujer de mi vida y te había estado buscando”. Pronto, él debe entregar su departamento, entoces propone buscar un lugar juntos. Inician una vida de pareja al mes y medio de noviazgo, Camilo está decidido y emocionado, porque realmente cree que está con la mujer ideal.

Pasa el tiempo y él descubre facetas que no conocía de Carolina. Ve una mujer inmadura, dependiente y con actitudes infantiles. Sin embargo, ella es tierna, bonita y vale la pena no enfocarse en lo que le disgusta e intentarlo. Pasan los días y él se siente extraño, irritable, encerrado y controlado. No quiere estar con Carolina e incluso se reduce el deseo sexual. Piensa: “¿Qué me pasa?, ¿ahora qué hago?, ¿cómo deshago esta relación?” Por su parte, Carolina empieza a sufrir y siente que su novio es egoísta y no se interesa por sus sentimientos. Sin embargo, ella sigue ahí, esperando que él cambie.

Camilo ya no puede más y decide irse de la casa. Carolina no lo puede creer, sólo piensa y dice que es un “desgraciado”, no entiende por qué la ilusionó y le prometió el cielo y la tierra para luego dejarla. Camilo se siente triste y no entiende qué le pasó. Se da cuenta de que fue muy rápido en la relación y no se dio el tiempo para conocer mejor más a Carolina, ese fue su error. Sufre por ella, pues siente cariño, pero perdió la atracción. Siente culpa, remordimiento y dolor. Son muchas las emociones y quiere es escapar de todo.

Pareja discutiendo en un atardecer colorido.

¿Por qué se deja de querer? No hay una respuesta a esta pregunta; son muchos los aspectos que disminuyen la atracción y el sentimientos en las parejas. Algunos de ellos son: soportar muchos desplantes y maltratos, que con el tiempo acaban con el amor; vacíos que siempre han existido, pero que hasta ahora son evidentes; disminución significativa del deseo sexual; la baja química entre ambos; desinterés para nutrir la relación; falta de cariño, atención y reconocimiento, o la aparición de otra persona. Como comencé este escrito, las personas que terminan la relación sufren igual o incluso peor que quienes fueron “dejados” y también deben hacer un proceso de duelo.

Muchas personas comienzan inmediatamente otra relación, esto no siempre es tan sano, pues queda pendiente resolver las emociones y sentimientos dolorosos. Así que es necesario tomarse un tiempo para sanar, decir adiós, cerrar la relación y comenzar de nuevo.

Si quieres conocer a Ingrid Gómez, lee su entrevista:



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Créditos fotográficos: Eric Ward (Unsplash) / IB Wira Dyatmik (Unsplash). 

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