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Laura Pastorini: Semillas para reverdecer lo espiritual, social y ambiental

La antropóloga uruguaya reflexiona sobre salud mental, arte, educación e integración de saberes, a la luz del Teatro de Presencia Social y la Teoría U.

Laura Pastorini es antropóloga social y visual, y tiene una Maestría en Salud Mental para Ciencias Sociales. Es formadora y referente internacional en abordajes sistémicos para el desarrollo humano. En diálogo con Hojas de Inspiración, recuerda su cambio de vida tras conocer a Arawana Hayashi, creadora del Teatro de la Presencia Social. También explica cómo la Teoría U de Otto Scharmer está sembrando semillas para hacer frente a las brechas espiritual, social y ecológica de nuestro tiempo.

Nuestro cuerpo es forma. Al tener cuerpo, podemos movernos y observar ese espacio entre movimientos, ese “vacío” que en la cultura japonesa llaman “MA”: la pausa, el intervalo, el espacio generador. Es ahí donde habita nuestra consciencia y hacia dónde podemos llevar el foco de nuestra atención para conectar con la sabiduría del próximo paso.

Todo en Laura Pastorini, la curiosidad de su mirada, su voz, su gestualidad e imaginación, evoca esta danza de consciencia. A su formación en Antropología y su posgrado en  Salud Mental, se suman estudios en Semiótica, Lingüística, Fenomenología y Epistemología. Es consultora y facilitadora de procesos de transformación organizacional y social, y experta en Constelaciones y terapias psico-corporales. 

Gracias a su rigurosa formación en Teatro de Presencia Social (Social Presencing Theater) de la mano de la fundadora de esta disciplina Arawana Hayashi y de su cercanía con el Presencing Institute (PI) del profesor Otto Scharmer, Laura se ha convertido en una de las lideresas en Latinoamérica de las propuestas del Presencing Institute en español: el proyecto GAIA, el Ulab y formaciones de TPS y Teoría U. Actualmente, lleva adelante los Laboratorios de Liderazgo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible en varios países de Latinoamérica y el Caribe, en una alianza entre PI y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Su inclinación por lo social, su sensibilidad frente al desamparo de otros y su atracción hacia lo terapéutico-corporal han estado latentes desde la infancia, y lo reconoce también en sus hijas como: “Esa necesidad de hacer algo que trascienda la propia sanación”.

Naveguemos con esta “mujer río” de asociaciones, ideas, autores, corporalidad, compasión y confianza. Descubramos sus motivaciones profundas, que van más allá de ella y tocan las comunidades de las que forma parte.

El manantial: Tocar a una persona es tocar el sistema 

¿Cuáles han sido esas pequeñas grandes decisiones que configuraron tu rumbo y dieron vida a la Laura del presente?

Me cuestan las decisiones, son uno de mis puntos ciegos. Las he dejado siempre entregadas a lo que el universo, el campo o el destino me trajeran. Me ha resultado más fácil atender a una señal que generar mi propia decisión.

Tengo una formación de base como antropóloga, que llegó casualmente. Era la salida de la dictadura, unos momentos complicados para el estudio. Estaba anotada en Historia, hubo cambios y terminé en Antropología, que era mi plan B. Luego descubrí que era mi vocación, donde mi corazón latía: la comunidad viva.

A través de amigos, conocí el trabajo de Graciela Figueroa, mi primera gran maestra, cercana a María Adela Palcos, fundadora del Sistema Río Abierto. Yo tenía 17 años, ella regresaba del exilio y tuve la fortuna de integrar su primera escuela. Río Abierto trabaja con el cuerpo abrazando la integralidad, cuerpos más y menos sutiles en busca de una profunda sanación que trascienda lo individual.

Luego me formé y en Constelaciones Familiares y más tarde en Constelaciones Organizacionales. Con mis amigas y colegas Andrea Martínez y Cecilia Rado trajimos esta metodología a Uruguay. Me di cuenta de que tocando a una persona, tocábamos a todo el sistema. En esa época también apareció un rol de puente, los viajes y los idiomas, todo sumó para traer nuevas experiencias a la región. Así conocí la Teoría U de Otto Scharmer.

A Arawana Hayashi la conocí de casualidad. Estábamos en un evento y no llegaba la traductora. Ella hablaba con cada poro de su cuerpo, pensé: “Esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida”. Antes bailaba y en ese momento no podía hacerlo por una lesión, así que cayó como un bálsamo a mi vida. El universo es un lugar que siempre conspira a favor, aunque a veces no nos demos cuenta. 

“Las personas, cuanto más sensibles y vulnerables,  más necesitan construir defensas como balsas de salvación o formas de lidiar con aquello que resulta intolerable. Eso se transforma en síntomas, no son heridas propias, pertenecen a nuestros sistemas”.

La primera brecha: La fragilidad interior

Tienes una formación en salud mental y gran parte de tu trabajo es en el ámbito corporal-terapéutico. ¿Cómo analizas este ámbito en nuestro contexto presente?

La salud mental es algo que todos tenemos. En Constelaciones Familiares, como en otras escuelas, no se concibe la disfuncionalidad. La enfermedad es la manera como reacciona nuestra sabiduría frente a situaciones de dolor.

Las personas, cuanto más sensibles y vulnerables,  más necesitan construir defensas como balsas de salvación o formas de lidiar con aquello que resulta intolerable. Eso se transforma en síntomas, no son heridas propias, pertenecen a nuestros sistemas.

Desde hace unos años, estoy enfrascada leyendo a Byung-Chul Han, quien habla de la depresión como un mal social. Somos antenas de cosas que nos pertenecen a todos. Las personas a través de las cuales se establece la conexión con esos dolores son esa parte más sensible del sistema.

Estas observaciones las ha hecho el psicoanálisis. Me pareció importante aprender de esta escuela-base del descubrimiento de la psiquis, a pesar de su mala prensa. Aprender sobre ese lugar de profunda y dificilísima conexión, y sobre todo, ser responsable y saber delegar cuando hay señales de que la persona no está pudiendo lidiar con la realidad.  

Aprendí que, a pesar de todo el conocimiento existente, sabemos poco acerca de cómo funciona la psique humana. El saber es mucho, pero está en constante transformación.  

Escuchando al psicólogo Daniel Goleman, afirmaba que el virus actual es la afección de nuestro equilibrio mental y psíquico. Estamos generando un trauma social al poner al otro como enemigo potencial y al considerar casi un acto de terrorismo el dar un beso o hacer una caricia.

Esto marca a los adolescentes más que a los niños. La adolescencia es un momento de gran fragilidad que está siendo amenazado y duele tremendamente. Es la brecha espiritual de la que habla Otto Scharmer.

Un Teatro para aprender del futuro que emerge

A la luz de tu experiencia con el Teatro de la Presencia Social ¿Cuál es el rol del arte como fenómeno al servicio de nuestra consciencia y transformación social? 

El Teatro de Presencia manifiesta el anhelo de la tradición Shambhala, de la cual su fundadora Arawana Hayashi es maestra, por una sociedad iluminada, consciente de sí misma.

No se trata de una sociedad elevada, simplemente de una sociedad que se pueda ver y sentir a sí misma más allá de hacer lo correcto o no, de su capacidad de entrega al momento presente.

Lo que llamamos nowness, que comparten las tradiciones contemplativas: no me ato al hábito y conocimiento del pasado ni tampoco a la proyección en términos de un objetivo o plan. Me entrego a la experiencia del presente y me abro a la intención de una sociedad iluminada, desde la cual dar vuelta el foco de mi consciencia. No sólo en beneficio propio, sino también del ecosistema del que soy parte. De esta manera, sabré exactamente qué paso dar momento a momento.

Esa es la presencia: aprender del futuro que emerge, poniendo la mirada en el ahora porque el futuro ya está aquí.

No sirve aplicar los modelos del pasado, porque rápidamente se vuelven obsoletos. Se trata de afinar el instrumento que somos ya que tenemos toda la sabiduría.

¿De qué manera podemos cultivar esta presencia?

Estar presentes entre las distracciones y desafíos que tenemos es poner la confianza en nuestra fuente, en ese saber que tenemos los seres humanos. Lo que en Shambhala se llama “basic goodness”: confiar en la bondad básica de toda persona, aunque no esté conectada a ella en todo momento. Si yo la veo, el otro la puede ver. Ser testigos incondicionales de ver, sentir y actuar.

Debemos aprender a conectar con esa sabiduría perenne y desde ahí actuar, no desde la urgencia. Pero, no quedarnos sólo en la conexión personal, porque sería un acto egoico vinculado al “sálvese quien pueda”.

En estos entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, por sus siglas en inglés), no sirve aplicar los modelos del pasado, porque rápidamente se vuelven obsoletos. Se trata de afinar el instrumento que somos ya que tenemos toda la sabiduría.

La Teoría U plantea este viaje y da un marco de proceso para entrenar nuestro instrumento de percepción activando otras inteligencias. Antes de pasar a la acción transformadora, es importante tener ese momento de presencia, no utilizar inmediatamente la información, dejarme resonar para observar cómo opera en mí, qué imágenes se conectan adentro y qué aparece. El cuerpo, en este sentido, es maravilloso porque sabe cuál es el siguiente movimiento y desde ahí accionamos para cristalizar lo que emerge. A diferencia de la reacción, esta es una acción basada en la consciencia.

De Teoría U, voces indígenas e integración

Desde tu perspectiva académica, terapéutica y organizacional, ¿cuál es la innovación y el aporte de Otto Scharmer?

La Teoría U conecta la ciencia con el conocimiento, pero no tanto el conocimiento pasado. Como decía Krishnamurti: “El aprender es un acto y el aprendizaje, una experiencia”. Aprender haciendo, generar conocimiento en acción uniendo ciencia, consciencia y arte como formas de hacer visible, no sólo la representación de la realidad, sino una representación visible social y colectivamente, donde cada persona es un artista. Joseph Beuys decía: “El arte me interesa si todos somos artistas”, él era un “artivista”

Ciencia, consciencia, arte y transformación juntas pueden superar las brechas ecológica, social y espiritual como dice Otto. La Teoría U integra todos esos mundos, no los ve como silos separados. 

“Recuperar el saber indígena nos va a enseñar de nuevo cómo estar en este planeta, siendo conscientes y reconociéndonos como parte de la naturaleza y de la humanidad que es nuestra gran comunidad”.

¿Cuál es esa clave del viaje de la U que habla directamente a Latinoamérica, teniendo en cuenta la historia de colonización del hemisferio norte (de donde proviene la Teoría) a nuestras tierras?

Estoy de acuerdo y entiendo. Otra teoría que viene del norte, de un alemán blanco que vive en Cambridge (EE.UU.). Nuevamente, la clave está en la consciencia. No por ser blanca soy una perpetradora. Lo que necesito es saber cuál es mi lugar en este sistema, no tratar de salvar al otro, no hacer apropiación cultural, tener lo que llamo: “conciencia del privilegio”.

Saber cuál es mi lugar en el ecosistema donde opero. Si soy un blanco privilegiado del norte, ¿dónde me pongo en ese sistema?, ¿cuán consciente soy de lo que genera mi voz?, porque hay una historia de trauma detrás.

En el último Global Forum, trabajamos fuertemente sobre esta década clave para la transformación y sobre la decolonización, no sólo en términos étnicos, de racismo, de opresión, de las diferencias norte-sur, sino también en la importancia de decolonizar el género, el corazón, la cabeza, el conocimiento.

La clave para responder a esta pregunta está en la comunidad y en el conocimiento ancestral indígena por primera vez revalorizado como conocimiento académico.

Particularmente en Canadá, se está haciendo todo un esfuerzo por conectar la Teoría U con el conocimiento indígena en universidades indígenas, con población indígena, y ya hay algunas iniciativas similares en Latinoamérica.

Recuperar el saber indígena nos va a enseñar de nuevo cómo estar en este planeta, siendo conscientes, y reconociéndonos como parte de la naturaleza y de la humanidad que es nuestra gran comunidad. Así surgirá una posibilidad en lo espiritual y personal más elevada de la que vivimos hoy.

La llave está en el conocimiento indígena y en la comunidad, esto que hemos mancillado y que, como dice Edward Said, hemos construido. Este autor habla de cómo Occidente hizo una “construcción” de Oriente basada en las tradiciones contemplativas. Sin embargo, hay muchas más cosas en Oriente que el “OM”.

Tomar consciencia de que lo nuestro es solo una “construcción” del saber indígena​​. Traer su voz, escuchar y dejar de hablar nosotros es clave, como también la comunidad lo es como manera de vivir de las tradiciones ancestrales en nuestro territorio.

“Aprender haciendo, operando desde el todo en conexión con esa totalidad que somos: naturaleza, humanidad y espiritualidad”.

Educar, cuidar y sostener espacios: Los ríos del futuro 

¿Cómo reimaginar la educación del siglo XXI y responder a las brechas ecológica, social y espiritual?

La educación es uno de los focos de la Teoría U. No limitada a un centro educativo, sino enfocada en la experiencia del aprendizaje. De acuerdo con esta perspectiva, el acto de educar ha ido evolucionando, quizás no tanto como otras cosas, pero pasó de ser:

1.0: Verticalista: Directiva, que imponía “la letra por sangre entra”, cuya falta de cuestionamiento del conocimiento todavía tiene resabios en nuestro tiempo.

2.0: Con el educador en el centro: “El saber amo”, como decía Lacan, donde prima la jerarquía. El profesor sabe y el alumno no sabe nada, por eso va a aprender.

3.0:  Educar en el centro del aprendizaje: Fomenta el saber proactivo al escuchar las demandas, cuestionamientos e intereses de los alumnos como guía.

La propuesta 4.0 es ir hacia donde no haya distinción. Dar lugar al saber generativo, activando desde la consciencia nuevas formas de inteligencia. Aprender haciendo, operando desde el todo en conexión con esa totalidad que somos: naturaleza, humanidad y espiritualidad.

El concepto del “antropoceno” nos ha hecho daño al colocarnos en el centro. Nada debe ponerse en el centro porque el centro está en todas partes. Debemos descentralizar.

Vivimos en una crisis existencial en torno al desequilibrio que hemos causado en el planeta  ¿Cómo dar respuesta desde la activación global de la consciencia a través de experiencias como GAIA del Presencing Institute (PI)?

Con la suspensión de todas nuestras actividades del PI, por la pandemia, nos dijimos: “No nos podemos quedar quietos, tenemos que accionar desde la presencia, el sentir, el reflexionar”. Así, nació GAIA, simplemente como un espacio de escucha, de activación de la sabiduría perenne que nos conecta como comunidad. Fue muy potente la experiencia compartida entre miles de personas alrededor del mundo, que no nos conocíamos y que trabajamos juntas no sólo en cómo sobrellevar el momento, sino en la activación de ese saber colectivo. Surgieron numerosas iniciativas locales, anclajes de ese movimiento global en cada territorio. Semillas de consciencia en el vivero del mundo que prometen futuro, como dice Edgar Morin.

Eres un río de autores, ideas, conexiones y corporalidad. ¿Hacia a dónde estás fluyendo ahora?

En este momento, lo que nos está atrapando en el Presencing Institute es un trabajo de cooperación internacional con la Organización de las Naciones Unidas, para generar consciencia sobre cómo estamos y cómo llegamos hasta aquí, porque las presiones sobre el planeta y sobre nosotros mismos son insostenibles. Hay mucho sufrimiento y urgencia, nuestra voluntad es acelerar la consciencia sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las posibilidades de transformación en esta década clave.

En lo personal, apuesto fuertemente a sostener todos los espacios posibles. Traer más de estas iniciativas al idioma español y a nuestro continente latinoamericano. No sólo como input, sino activando desde esos instrumentos el saber perenne, la sabiduría y el conocimiento locales para que derramen al mundo.

¡Se vienen varias iniciativas!, la intención es generar un impacto más fuerte, más grande y más articulado entre los distintos sectores de nuestro sistema.

Resumen de la Teoría U con subtítulos:

Créditos fotográficos: Cortesía de la entrevistada: Portada: Laura Pastorini en el Proyecto de Educación por el Arte, con Teatro de Presencia Social, en colaboración con La Vaca Independiente en Izamal, Estado de Yucatán, México. / Foto 1: Laura Pastorini / Foto 3: Experiencia del Teatro de Presencia Social / Tomadas de la entrevista de Otto Scharmer a Arawana Hayashi: Foto 2: Otto Scharmer, creador de Teoría U, y Arawana Hayashi, creadora del Teatro de Presencia Social.

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