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Secretos de las algas: refugio, alimento y mitigación del cambio climático

Paula Raffo, bióloga argentina, hace uso de la ciencia y el arte para develar cómo las algas tienen el potencial para hacer frente a diversas crisis contemporáneas.

Paula Raffo cambió su Buenos Aires natal para formarse como bióloga. Muy pronto descubrió las algas y su rol esencial en la calidad de los océanos. Su trabajo como investigadora se ha entrelazado con su papel como educadora. En este ámbito ha integrado herramientas artísticas para despertar curiosidad e interés. Esta capacidad pedagógica ha encontrado un lugar en proyectos de acupuntura social que están transformando la visión sobre las algas y revelando su potencial para mitigar la crisis climática y contribuir a la seguridad alimentaria.

Compartir una salida de campo con la bióloga Paula Raffo significa aproximarse a lo sutil. Ella invita a aguzar los sentidos para percibir esa parte del mar que carece de la espectacularidad de los grandes animales y a descubrir con paciencia los fundamentos silenciosos de aquello admirado. Haciendo uso de su capacidad narrativa y de su pasión por el arte, esta investigadora es capaz de mostrar la gravedad de la crisis climática a través del amor al océano y el llamado al cambio profundo.

Paula Raffo nació en Buenos Aires y se radicó en Puerto Madryn para formarse como Bióloga en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), donde descubrió la pasión por las algas marinas. Luego realizó su Doctorado en la Universidad de Comahue (Bariloche). Allí estudió la biodiversidad de macroalgas nativas y exóticas en los ambientes marinos costeros de la Patagonia argentina, además de los efectos ecológicos de las especies de algas introducidas sobre la biodiversidad. 

Se formó con reconocidos especialistas; complementó sus estudios científicos con formación en educación ambiental, y a lo largo de su trayectoria científica sostuvo la curiosidad y el arte como motores de inspiración. Actualmente es investigadora asistente del Laboratorio de Algas Marinas del Centro Nacional Patagónico (CESIMAR-CONICET), estudia los recursos algales de la costa argentina y se especializa en el estudio de los grandes bosques de algas marinas.

En esta entrevista con Hojas de Inspiración, explora los orígenes de su vocación, nos invita a descubrir la magia de esos organismos que producen el oxígeno que respiramos, hace un llamado a reconocer el papel de las algas en el cambio climático y comparte algunas de las iniciativas educativas donde participa.

Candelaria Piemonte: Al haber nacido en Buenos Aires, ¿cómo fue tu descubrimiento del mar, y particularmente de las algas?

Paula Raffo: Comenzó en la infancia. Me crié en medio del cemento, rodeada de autos y ruido. Pero tuve la suerte de ir todos los veranos a Miramar y ahí empezó mi conexión con el mar. Las vacaciones en familia no fueron en balnearios tradicionales, sino explorando playas donde había rocas. Mis padres me incentivaron a conectarme con la naturaleza desde la curiosidad. Visitábamos pozas de marea, mirábamos mejillones y caracoles en las rocas, jugábamos con las algas y volvíamos a casa para buscar en los libros cuáles eran las especies que habíamos visto. Todo empezó desde ese potencial de curiosidad característico de la infancia, que permite descubrir el conocimiento. En la adolescencia me conecté con grupos activistas y fundaciones de la conservación. Trabajé activamente en la Reserva Costanera Sur en Buenos Aires, fui vegetariana muchos años y me vinculé con las problemáticas ambientales.

A mis catorce años, a través de una amiga, descubrí la carrera de Biología con orientación marina en Puerto Madryn y en ese mismo momento tomé la decisión. A los diecisiete años agarré una valija, así comencé a estudiar y trabajar en Puerto Madryn. Cuando llegué estaba encantada con los mamíferos marinos (delfines, ballenas y lobos marinos), porque siempre lo más cercano al humano es lo que más fácilmente nos sensibiliza. Cuando cursé botánica en primer año descubrí las algas. Descubrí que era un ámbito enorme, lleno de vida y diversidad, y sin embargo, parecía olvidado. Me pregunté, ¿por qué las plantas terrestres de los bosques y selvas son tan difundidas y conocidas, mientras que las algas parecen solo una imagen de fondo? 

Los grandes bosques de algas tienen una tasa de crecimiento muy rápida. En ese proceso fijan dióxido de carbono, por lo tanto estarían contribuyendo a secuestrar carbono.

Te has acercado a las algas de forma específica y además has insistido en su dimensión sistémica, desde esta perspectiva, ¿qué papel tienen estos organismos en el contexto de la crisis climática?

Podemos verlo desde dos focos diferentes. Por un lado, cómo la crisis climática afecta a las algas y por otro, los servicios que brinda para mitigarla. El plan de manejo para realizar actividades sostenibles debe generarse desde ese enfoque bidireccional. El primero, se relaciona con la manera como el cambio de clima está afectando los bosques de algas. En una escala geológica, a través de millones de años ha habido muchos cambios en el clima. No obstante, en los últimos sesenta años la actividad humana los intensificó y provocó entre otras cosas un aumento en la temperatura global en muy poco tiempo. Las especies que habitan áreas templado-frías se ven afectadas por este cambio de temperatura. Ese es el caso de los bosques de algas: así como en la tierra los bosques se están prendiendo fuego, en el agua observamos que en el extremo norte de su distribución estos bosques submarinos están desapareciendo, ya que son más susceptibles a los cambios de temperatura. 

El cambio climático no es el único factor que afecta a las algas y los bosques submarinos, hay muchos factores que operan en simultáneo: la extracción directa para cosecha intensiva o la invasión de especies competidoras, por ejemplo. Por eso tratamos de conocer cómo opera el cambio climático, la actividad extractiva no sostenible y la invasión de especies en poblaciones de Macrocystis pyrifera, contemplando todos los factores posibles. Las algas formadoras de bosques, como Macrocystis, sirven de estructura o refugio para otros organismos, por lo que su disminución o desaparición impacta directamente sobre una importante cantidad de especies de invertebrados y vertebrados.

Un segundo enfoque es la manera cómo las algas pueden contribuir a mitigar el cambio climático. Los grandes bosques de algas tienen una tasa de crecimiento muy rápida. En ese proceso fijan dióxido de carbono, por lo tanto estarían contribuyendo a secuestrar carbono. Aunque esto aún está bajo estudio, estos bosques de algas tienen el potencial de mitigar los efectos del cambio climático, como el aumento de temperatura y acidificación oceánica. Estos grandes bosques contribuyen con varios de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) por los servicios ecosistémicos que brindan. Esto se planteó en un Manifiesto Mundial de las Algas (ver apartado), donde se expresa su valor para mitigar la pobreza de las comunidades costeras, combatir el hambre gracias a los muchísimos nutrientes que poseen, y fomentar el trabajo justo y la igualdad de género, entre otras.  

En relación con tu campo específico de estudio, ¿qué se sabe acerca de las algas marinas en la costa de la Patagonia argentina y qué falta por conocer?

El gran volumen de información sobre estos bosques de algas se generó hace cincuenta años con grandes equipos de investigación. Desde entonces hay un enorme vacío de información. Los dos trabajos que abordan el efecto del cambio climático en los bosques de algas están realizados en otros países. Deberíamos trabajar en un estudio local. En Tierra del Fuego hay un equipo de investigación que hace años sostiene el estudio de los bosques de algas y actualmente gestan un estudio acerca de los factores antrópicos que impactan a Macrocystis. Pero la información actualizada es poca. Por eso, hace falta juntar equipos de investigación y hacer grandes exploraciones transdisciplinarias a lo largo de la Patagonia, para actualizar la información de base y de ahí comenzar a ver los efectos y pautas para el manejo sostenible, enfocándonos en las acciones que hay que tomar para conservarlos. De allí surge el proyecto de Revalorización Biocultural de la Flora Bentónica en la costa de Chubut, con el fin de volver a la base, conocer la diversidad de algas que se asocian a estos bosques de Macrocystis y ponernos al día.  

Nuestra estrategia busca romper esos cascarones donde el científico se enfrasca en su ciencia, para en cambio conectar, por ejemplo, el ámbito privado con el ámbito de la ciencia pública.

Es evidente la necesidad de generar conocimiento con redes de investigadores, apoyo y financiamiento local para lograr los primeros pasos. Así conocer qué hay, dónde y qué se está afectando, con el propósito de divisar el potencial, no sólo de conservación sino de regeneración.

Mientras esto llega, ustedes están generando tácticas de acupuntura social y científica a través del Proyecto de Revalorización Biocultural de la Flora Bentónica (ver apartado). ¿Cuáles son sus estrategias para transmitir el enorme valor de las algas marinas?

Este estudio surge de un interés genuino de quienes participamos. El primer objetivo es estudiar la diversidad de algas asociadas a los bosques y ver cómo varían estacionalmente. Las especies y la cantidad de cada una varían muchísimo en cada estación. Lo que hacemos es bastante simple: un inventario de todas las especies que observamos. Luego, vamos a comparar esa información de base con la que contamos de hace cincuenta años para ver si ese complejo de especies que vemos hoy es similar al de aquel tiempo. Si no es similar, buscaremos cuáles y cuántas son las especies que no están o no encontramos, para identificar los cambios y luego asociarlos a las variables que estamos evaluando: cambio climático u otras de origen antrópico. Por ahora estamos teniendo muy buenos resultados. Y aunque son preliminares, encontramos gran parte de la diversidad que hace cincuenta años estaba asociada a la diversidad de esos bosques. Es un panorama bastante alentador. 

Nuestra estrategia busca romper esos cascarones donde el científico se enfrasca en su ciencia, para en cambio conectar, por ejemplo, el ámbito privado con el ámbito de la ciencia pública. En una experiencia pedagógica que llevamos a cabo en el emprendimiento turístico ecológico Bahía Bustamante encontramos un ambiente propicio para esta primera experiencia de aproximación Allí conectamos con visitantes de diversos países y sorteamos obstáculos relacionados con la comunicación, aun cuando sabemos que hablamos distintos idiomas. 

Este proyecto nació de nosotros y un poco para nosotros, con el objetivo de experimentar y poner a punto pasos que después nos permitirán hacer proyectos más grandes donde podamos incorporar a organismos de gestión y control, como guardaparques y autoridades de áreas protegidas. Para mí, este proyecto es como una semilla para seguir avanzando en esa dirección.

¿Cómo experimentas la fusión del arte y la educación fundamentada en la ciencia, y qué rol tiene en la transformación de nuestra percepción?

Esta primera etapa fue hermosa, superó nuestras expectativas. Estamos orientando el proyecto hacia la generación de material educativo accesible a nivel local y masivo también. La experiencia en Bahía Bustamante se logra a través de un proceso de trabajo durante una semana, donde invitamos a los visitantes a transformar la visión de las algas a través de varias etapas. Es un lugar con tradición alguera, donde hay una historia muy fuerte con las algas. Por ello está muy bien que allí ocurra este proceso de transformación de percepción sobre ellas, donde la gente va apropiándose con cariño y conocimiento. Primero visitamos el intermareal, conversamos sobre las algas, las miramos, las tocamos y a veces hasta las probamos. Generamos charlas donde mostramos imágenes submareales y contamos experiencias de buceo. Ahí el público se va sorprendiendo, interesándose cada vez más. Finalmente, hacemos un taller de arte con algas, como forma de sensibilizar, de tocarlas, plasmarlas y ver cómo ellos mismos podían convertir esa alga en arte. Creo que a través de ese proceso de descubrimiento comenzaron a quererlas.

Para mí el arte es una forma de vida, igual que la biología. Creo que todo es una mirada distinta de lo mismo. Uno no puede hacer sin sentir. El arte quizás toca otras fibras, pero tengo la misma sensación cuando voy al campo y toco las algas. Quizá nos sensibiliza desde distintos lugares, pero ambos nos tocan el alma: el conocimiento científico y el arte. 

El taller de arte para mí forma parte del mismo trabajo que hago como científica, simplemente es otra manera de representarlo y demostrarlo. Hace tiempo venía siguiendo muchas páginas de artistas, pero no me sentía con la formación ni el conocimiento para invitar a hacerlo. Ahora comencé a entender el arte de distintas maneras: está bueno usar las herramientas artísticas para despertar curiosidad e interés a través de lo lúdico. Es también una oportunidad de jugar y tener una experiencia linda para mí.

¿Cuáles son los próximos pasos para que las algas sigan teniendo lugar en este mundo y nosotros en él?

Claramente no hay una única solución. No se puede armar un rompecabezas con una sola pieza. Cada uno de los factores, actores y estrategias son una pieza del rompecabezas y en realidad hay que unirlas. Además de romper el cascarón e interactuar entre distintos grupos de trabajo, lo importante está en repensar qué puede cambiar uno mismo. Desde las acciones cotidianas hasta las cosas más complejas, siempre va a haber que repensar las acciones que nos llevaron a este lugar. 

El mar es un espejo, está reflejando lo que hacemos. No es que está la solución ahí adentro y hay que descubrirla. Lo que hay que descubrir es qué estamos haciendo nosotros y qué podemos cambiar nosotros. Las acciones cotidianas deben apuntar al diálogo, la búsqueda de acuerdos entre sectores de distintos intereses y la voluntad de modificar esas acciones de manera tal que no perjudique la actividad de ninguno. Algo hay que cambiar y la solución se va a encontrar dentro de esos espacios de conexión.

Créditos fotográficos: Cortesías de la entrevistada y del Proyecto Sub.

¿Qué es el Manifiesto Mundial de las Algas?

Es un documento elaborado por organismos internacionales, instituciones científicas, investigadores y empresas del sector privado, comprometidos a potenciar la producción de algas marinas a través de una industria responsable y restauradora que contribuya a la seguridad alimentaria, la mitigación del cambio climático, la pobreza y la integridad de los ecosistemas marinos.

Las algas marinas pueden ser cruciales en las industrias futuras de la alimentación, combustibles, captura y secuestro de carbono, medicina y otras tantas áreas. La investigación científica, la innovación industrial y nuevas operaciones pueden, junto con gobiernos y organizaciones multilaterales, abrir el camino a que estas nuevas industrias cumplan los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable.

Oportunidades de la industria regenerativa de las algas marinas: alimento, alimentar, suplementos dietarios, medicina, biocombustibles, nutrición de granos, packaging, secuestro de carbono, sostén económico, restauración oceánica, alivio de pobreza, resiliencia de comunidades costeras.
Proyecto Sub: Revalorización biocultural de la flora bentónica  

Situado en la costa patagónica, este proyecto busca fusionar la ciencia, la educación marina y el arte para transformar nuestra mirada sobre las algas. Surge de la fusión creativa de la academia científica a través del Laboratorio de Algas Marinas (CESIMAR-CONICET) la Fundación Proyecto Sub de Puerto Madryn, con una amplia experiencia en educación ambiental, y el emprendimiento turístico ecológico Bahía Bustamante.

Científicamente busca conocer la composición de los ensambles de especies de algas que actualmente habitan los fondos asociados a bosques de Macrocystis pyrifera en el área del Parque Patagonia Austral (PIMCPA). Durante la campaña científica se busca la puesta en valor biocultural de la flora bentónica, a través de actividades de intercambio de saberes con huéspedes de Bahía Bustamante Lodge, su principal área de trabajo. A través de esta experiencia intercambian percepciones acerca de las algas marinas y su relación con el océano a través de instancias educativas, recreativas y artísticas. Se busca utilizar los resultados científicos como base para el desarrollo de instancias y productos educativos, que fomenten el conocimiento y valorización de las algas marinas y su entorno natural, con el fin último de motivar la reflexión acerca del rol del océano y sus habitantes como parte de nuestra vida cotidiana y cómo nuestras acciones pueden impactar sobre ella.
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